miércoles, 3 de septiembre de 2014

El foco y la atención, la antesala de la excelencia

Uno de los libros que he releído (si, manías, me gusta leer los buenos libros dos veces y pensar sobre ellos para escribir después) el libro de Daniel Goleman, Focus. Prepararé un post sobre las diversas ideas que me se han ocurrido tras leerlo. Hay muchos pasajes fascinantes, llenos de ideas muy potentes. Creo que, efectivamente, como opina Goleman, estamos perdiendo uno de los principales activos que tenemos como personas:

"Aunque su importancia es enorme para navegar por la vida, la atención en todas sus variedades representa un activo mental menospreciado y poco conocido..." por ello el objetivo del libro, que para mí fue una primera puerta hacia el Mindfulness, es "subrayar una capacidad subestimada y escurririza, indispensable para determinar el escenario de nuestras operaciones mentales y vivir una vida plena".




Aquellos que me conocen saben que estoy muy obsesionado con el foco (¿será por eso que me gustan los faros? No hay actividad que se pueda hacer, ni desde escribir este post, correr 5km o resolver una ecuación, sin cierto foco. En el ámbito empresarial ese foco cada vez es más disperso, como en nuestra vida diaria -ponga un WhatsApp en su vida y entenderá rápido lo que digo-. Por esta razón, el foco, en este mundo de la sobreinformación, de la complejidad y de la flexibilidad (requerida o impuesta), se va a convertir en una habilidad determinante.

Según Goleman, "para que los líderes tengan buenos resultados deben desarrollar tres tipos de foco: (1) El foco interno que nos ayuda a conectar con nuestras intuiciones y los valores que nos guían, favoreciendo el proceso de toma de decisiones; (2) el foco externo nos ayuda a navegar por el mundo que nos rodea, y (3) el foco en los demás mejora, por último, nuestra vida de relación. Por ello decimos que el líder desconectado de su mundo interno carece de timón, el indiferente a los sistemas mayores en los que se mueve está perdido, y el insconsciente ante el mundo interpersonal está ciego".

Goleman es capaz de poner una gran cantidad de variados e interesantes ejemplos que explican que es imprescindible desarrollar la atención, la atención plena, para poder alcanzar un mínimo de excelencia en nuestras vidas, para lograr grandes objetivos, para crear grandes proyectos, para sortear obstáculos. Tengamos presente que:

"De poco sirve la mera repetición mecánica. Es necesario, para aproximarnos a nuestro objetivo, ajustar una y otra vez nuestra meta. Hay que ir adaptándose poco a poco permitiendo al comienzo más errores que, a medida que nuestros límites se expanden, debemos ir ajustando...en este sentido, casi cualquiera puede alcanzar las cotas más altas del desempeño,...pero esto no lo logrará sin desarrollar una extraordinaria capacidad para la concentración"

Por hoy lo dejo aquí, pero el libro de Goleman me permitió abrir varias líneas de pensamiento en las que estoy trabajando: Desde una perspectiva personal, viene a reforzar todo el trabajo que estoy empezando realizar en el campo del Mindfulness, gracias a mi maestro-coach Javier Carril. Desarrollar la atención plena, tratar de controlar mi mente para que se concentre y no se disperse, ayudarme a determinar qué es importante y hacerlo...buscar dónde están las creencias que determinan muchos de nuestros comportamientos (la gran mayoría limitantes) y fusilarlas. Hablaré de ello en otra ocasión.



Y, desde una perspectiva del management, la atención plena es determinante para el liderazgo, para colocar la hoja de ruta de toda compañía en un campo productivo y con sentido. Es fundamental para comprender las necesidades de las personas, de los equipos y cómo lograr que éstos se concentren como un láser en tratar de resolver problemas complejos, avanzar y adaptarse constantemente a los cambios, a los gustos de los consumidores, a estar pendientes de los detalles...en definitiva, a crear empresas sólidas en el siglo XXI.

De todo esto iré hablando porque creo que mi experiencia puede ser interesante para otras personas que, como yo, tienen un afán importante por "hacer", sin darse cuenta que la clave no está sólo en hacer, sino en detenerse, pensar, priorizar, valorar bien las alternativas y controlar esa mente y ese ego que nos pueden jugar malas pasadas y, sobre todo, nos pueden (nos hacen) mucho daño.

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