miércoles, 11 de septiembre de 2013

El laberinto de la valoración de startups

Si existe un asunto realmente complejo y sujeto a discusión es la valoración empresarial. ¿Cuánto vale una empresa en un momento dado? La respuesta que zanjaría el debate de forma inmediata sería: “lo que alguien esté dispuesto a pagar por ella”. Si alguien está dispuesto a pagar un millón de euros por un “powerpoint”, es que considera que lo vale, y tiene recursos para pagarlos. O si Yahoo es capaz de pagar 1.000 millones de dólares por Tumblr será porque considera que los vale dentro de su organización. Si considera que los “vale” quiere decir que sabe cómo sacarle un mayor partido a esa empresa y, por tanto, rentabilizar su inversión. En caso contrario...sería muy discutible su adquisición.


Hay diversos métodos de valoración, estándar y aceptados. En CIES trabajamos con ellos de forma habitual para hacer periciales jurídicas, para ayudar a nuestros clientes con la entrada de un socio industrial o en capital riesgo. Pero normalmente son métodos que se utilizan cuando la empresa tiene una trayectoria muy definida, productos o servicios testados, una estructura de capital y deuda estable y se enfrenta a un proceso de valoración con una gran amalgama de datos, personas y perspectivas. Aún así, toda valoración depende de hacer supuestos sobre el comportamiento de la empresa en el futuro, sobre el potencial de su capital intangible y se requiere asumir ciertos axiomas, consistiendo la labor de los profesionales en fundamentarlos con la mayor precisión posible.

Sin embargo, aunque el establecimiento de estos supuestos supone un reto, el mayor desafío consiste en la valoración de startup. Los métodos “tradicionales” rompen en el momento en el que se encuentran en ciertas circunstancias:

.. es una idea de negocio, nueva, por lo que no existe información de referencia acerca de actividades análogas.
.. no hay información financiera porque no se ha producido, de hecho puede que la empresa ni siquiera haya sido constituida.
.. no hay testeo de mercado sobre el producto o servicio.
.. el proyecto depende del equipo (a veces sólo una persona) que esté al frente.
.. no existen precios definidos, ni modelo de negocio estructurado

Pero puede haber una gran idea detrás, un equipo que la puede convertir en una empresa de éxito y podemos estar ante la semilla de algo con buena aceptación en el mercado y que sea realmente escalable, (es decir, que mejoren sus ventas sin que por ello aumenten proporcionalmente los costes). La tecnología, la idea, las perspectivas, la necesidad que resuelve, el mercado potencial, la competencia, la capacidad de reaccionar de otras empresas en el mismo campo... son tantos los parámetros que se desconocen que la pregunta es, ¿y cómo se valora esa idea? ¿Cómo tomo una decisión de inversión?

Desde CIES estamos trabajando en trasladar diversas metodologías que existen en el campo de las finanzas corporativas, sobre todo a escala académica, para aplicarlas en casos reales. Saber cuánto vale una startup en sus inicios es prácticamente imposible, pero sí es factible obtener una aproximación a dicho valor, asumiendo ciertos estadios o procesos que se puedan cumplir. Con el objetivo de superar los diferentes obstáculos en este ámbito, en CIES estamos trabajando para aplicar la metodología de Opciones Reales al campo específico de la valoración de startup.

Este método permite estructurar la valoración de la empresa desde el momento cero (incluso anterior a su constitución) hasta la salida a bolsa (o un objetivo que se fije para la valoración) en distintas fases. Cada fase tiene unos grandes hitos y esos hitos tienen ciertas probabilidades de que se cumplan, o no. Así, lograr que un powerpoint se convierta en una empresa que cotice en el Nasdaq es francamente muy improbable, pero ese camino puede ser “troceado” en subobjetivos a los que se asignan probabilidades (de acuerdo con lo observado en otras empresas, con las perspectivas del mercado objetivo, con el equipo encargado de desarrollar el proyecto, etc.), y con ello se va calibrando y mejorando la valoración.

En todo caso, al igual que en la valoración de cualquier empresa, estimar el valor de una startup requiere el establecimiento de hipótesis de partida razonables y fundamentadas. Esta fundamentación resulta especialmente importante en el caso de aquellas compañías especialmente innovadoras y con un elevado potencial de crecimiento, y más aún si las buenas expectativas en su ámbito de actividad pueden estar conduciendo a la formación de una burbuja.

Esta cuestión es tratada de forma concisa por Pablo Fernández en “Valuation of Internet-related companies”, paper en el que analiza la valoración de diferentes compañías advirtiendo de los peligros del exceso de optimismo a la hora de estimar su evolución futura, y del que hemos extraído tres “principios” que nunca deben olvidarse a la hora de valorar una startup enfocada a Internet:

·      “Internet no es el Rey Midas”.
·      “Una página web no es necesariamente un negocio”.

·      “Vender por debajo de los costes te proporciona muchos clientes, pero no mucho dinero”.

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